EL LUGAR SIN LLAVE
¿Quién
guarda durante la noche
la
llave del depósito de cadáveres?
El
depósito no tiene llave.
Siempre
está abierto
ya
sea de noche o de día
en
una incesante porfía,
en el
vaivén interminable
del
ir y venir de cadáveres.
En la
hediondez de la ronda nocturna
siempre
hay alguien de guardia
con
la mano cansada de abrir
el
helado cajón.
Y
cese toda esperanza:
la
mortaja no tiene bolsillo
en
que guardar los ahorros.
Sepan
todos los vivientes:
simiente
de lo inexistente,
la
vida siempre está de muerte.
El
último misterio
acaba
en el cementerio.
Para
el difunto ilusorio
que
aprecia el logro del fuego
termina
en el crematorio,
en la
trituración de los huesos
en la
humareda que se estira
y
como un vómito alcanza
el
cielo de la desesperanza
en el
cielo sin cielo y sin pájaros.
Lêdo
Ivo
Relámpago
Traducción
de Martín López-Vega
Valparaíso
Ediciones
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