ME
LASTIMA este silencio
en la
retina perturbada de la suerte,
percibir
la ausencia de sonrisas
tras
las tinieblas de un relámpago voraz,
el
sabor de la desventura intercalada
con estertores
impolutos de la Tierra.
Somos
lobos insaciables de fortuna,
caníbales
disfrazados de verdades,
usurpadores
de otros cuerpos afligidos,
guerreros
de batallas incoherentes
y
abanderamos el dolor en las pupilas.
Me
duelen los silencios
que
adormecen los temores,
las
derrotas en los campos insolentes
de la
cólera incomprendida,
me
dañan las esquirlas de una muerte
educada
en las universidades de la deserción.
Somos
lobos ávidos de poder,
y lo
siento enormemente en mis entrañas,
pido
clemencia por ser hombre en estos tiempos
y a los
lobos, por injuria, una disculpa.
Fran
Picón
Instantáneas
entre penumbras
Olifante
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