9. Ante
la luz del discurso monocorde que emiten nuestros medios de incomunicación,
pareciera como si Rusia no hubiera recibido agravio alguno y se comportase como
una potencia agresiva ajena a toda contención. La realidad es, sin embargo,
bastante diferente. En lo que al mundo occidental se refiere, Rusia lo ha
probado casi todo en el último cuarto de siglo: la docilidad sin límites del
primer Yeltsin, la colaboración de Putin con Bush hijo entre 2001 y 2006, y, en
suma, una moderada confrontación que era antes la consecuencia de la
prepotencia de la política estadounidense que el efecto de una opción propia y
consciente. Moscú no ha sacado, sin embargo, provecho alguno de ninguna de esas
opciones. Antes bien, ha sido obsequiado con sucesivas ampliaciones de la OTAN,
con un reguero de bases militares, con la posibilidad de una incorporación de
Ucrania a la Alianza Atlántica y con un displicente trato comercial. No es
difícil, entonces, que, en un escenario lastrado por la acción de una UE
impresentablemente supeditada a los intereses norteamericanos, Rusia entienda
que está siendo objeto de una agresiva operación de acoso encaminada a reducir
las posibilidades de que resurja en el oriente europeo una gran potencia, y
ello por mucho que las diferencias no las marquen ahora ideologías
aparentemente irreconciliables, sino —lo reitero— lógicas imperiales bien
conocidas.
Lo suyo
es agregar que lo que anuncia el futuro no es muy halagüeño para los habitantes
del este de Europa. Si lo que se aposenta es una Rusia débil, como acarician
muchos de los grupos de poder en el mundo occidental, las convulsiones estarán
al orden del día en un espacio en el que la rapiña que se prevé parece llamada a
ganar muchos enteros. Si lo que gana terreno, en cambio, es una Rusia fuerte,
muchos europeos orientales tendrán la oportunidad de comprobar cómo la presunta
comunidad de cultura y de valores con el gran imperio local se traducirá en
imposiciones sin cuento. Baste con recordar las que, en este caso con el
silencio cómplice de la UE y de Estados Unidos, se han revelado en Chechenia,
un lugar en el que, por cierto, cabe aguardar que Putin organice un referendo
de autodeterminación similar al que, con razones respetables y garantías
deleznables, tuvo a bien orquestar en Crimea…
Carlos
Taibo
Rusia
frente a Ucrania
Imperios,
pueblos, energía
Los
Libros de la Catarata
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