Páginas

miércoles, 9 de marzo de 2022

FRAGMENTO DE ORFEO NEGRO DE JEAN-PAUL SARTRE EN ANTOLOGÍA DE LA NUEVA POESÍA NEGRA Y MALGACHE EN LENGUA FRANCESA DE LÉOPOLD SÉDAR SENGHOR

 


 

 

 

La reacción del hablador al fracaso de la prosa es, en efecto, lo que Bataille denomina «el holocausto de las palabras». Mientras podamos creer que una armonía preestablecida rige las relaciones del verbo y el Ser, usamos palabras sin necesidad de verlas, con una confianza ciega. Son órganos sensoriales: bocas, manos, ventanas abiertas al mundo. Al primer fracaso, toda esta palabrería se desmorona y queda fuera de nuestro alcance; y pasamos a ser capaces de ver el sistema entero: ya no es más que un mecanismo escacharrado, destruido, que aún agita los brazos para indicar en el vacío. Somos conscientes de golpe de la locura que supone la empresa de nombrar; entendemos que el lenguaje es prosa en esencia y que la prosa, por esencia, es fracaso; se alza el ser ante nosotros como una torre de silencio y, si tratamos una última vez de asirlo, descubrimos que no queda más alternativa que el silencio: «evocar, entre sombras de urgencia, el objeto acallado por alusivas palabras, nunca directas, reducidas al silencio igual». * Nadie lo ha explicado mejor: la poesía es como el ilusionista que intenta sugerir el ser en y a través de la palpitante desaparición de las palabras, el poeta nos hace sospechar, más allá del tumulto que en sí mismo se anula, la enorme densidad del silencio; puesto que no podemos callarnos, es necesario crear silencio con el lenguaje. Desde Mallarmé a los surrealistas, el objetivo último de la poesía francesa tiene que ver, a mi modo de ver, con esta autodestrucción del lenguaje. El poema es una cámara oscura donde las palabras dan vueltas entrechocando, enajenadas. Colisionan al vuelo: se encienden mutuamente, se incendian y vuelven a caer en llamas.

 

 

 

Jean-Paul Sartre

Orfeo Negro

 

En Antología de la nueva poesía negra y malgache en lengua francesa de Léopold Sédar Senghor.

 

Traducción y notas de Martha Asunción Alonso

 

Ultramarinos editorial


No hay comentarios:

Publicar un comentario