AY
HERMANOS MUCHÍSIMO QUE HACER
Hay hermanos, muchísimo que hacer
Cesar Vallejo
Ay
hermanos, muchísimo que hacer.
Hay que
poder sacar el dolor onomatopéyico de
esta
frase
Y poder
ver esos recovecos y puntillismos,
Rellenando
cada grano de arena y de hermanos con
los
ojos
Cada
uno de esos espacios incontables
En
donde somos algo y olvidamos quienes somos.
Como la
arena en la playa,
Quien
lo hubiera dicho,
Arrojados,
como siempre, a nuestra suerte.
Al
gráfico que sube y baja marcado por la ola
muerta
en la orilla de nuestra vida.
Pero
qué más da si no rellenamos esos espacios
incompletos
De
aquel despoblamiento puramente olvidado,
Encendiendo
las almenaras de la conciencia,
De
gesto en gesto, de brillo en brillo,
De
nuestros ojos para dentro de los ojos
Avisando
a lo lejos que nos estamos viendo más allá
de lo
que no pudimos ver en cualquier principio,
en
nuestro primer comienzo.
La ruta
del que no entienda bifurcada en hartazgos
De ser países
personales hasta la punta del dedo
índice
O hasta
la punta del dedo que dejó de ser el del
corazón.
Para
darle validez, una vez más, al albedrío de
piedra
en piedra
Entre cuatro
trincheras de sienes
Que es
la primera muerte en la aliteración de lo
inmerso.
Como
una caminata a solas por playa, continuada
de
parto en parto,
Sin
mayor enseñanza que seguir viviendo
obcecados
Para
que los hijos sigan naciendo
En lo
que nos dejó la estadística de esa ola,
en
donde volvemos a asomarnos
con un
silencio fatal e incierto.
Nicolás
Said Vergara
Tres
cuadros de asiento
Ediciones
Liliputienses
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