CANTO REPETIDO
Impregna
la mirada y siempre es el primero,
he
cantado su luz, el color de las aguas
y el
engañoso rizo de la orilla.
Cuando
el agua se aquieta, por las noches,
añoro
su presencia callada e insistente.
La alborada
descubro, luce sobre la arena.
Los
temblores del sol hasta que el día nace.
Caminar
en silencio tan temprano
era un
lujo dichoso de aire puro.
El
pecho se rociaba de ese primer fulgor
y
crecía el impulso, la emoción contenida.
Siempre
entraba en el agua, sigilosa,
y las
manos manchadas de arena que fue tierra.
Con
apego, «los mares» junto a mí se quedaban,
en la constante
lucha de quien nos desconoce.
Hoy
miro con nostalgia lo infinito;
ya no
hay lucha ni entrega,
ni me
levanto, diligente, al alba.
Busco
en el mediodía las aguas, su sosiego,
para
gozar ahora de este trecho de vida.
Que no
se desperdicie cuanto queda.
Dionisia
García
Mientras
dure la luz
Renacimiento
No hay comentarios:
Publicar un comentario