EPÍLOGO 1
LUGARES
Mi
lugar no es
la
marcha de los manifestantes admirablemente empecinados
en
no aceptar lo inaceptable
—aunque
marche cabe los compañeros codo a codo
Mi
lugar no es
el vivac
bajo la luna llena cuando el cristalino frío de las montañas
perfila
la perfección del universo
—aunque
me pierda por los fértiles senderos de la Sierra
Mi
lugar no es
el aula
en Cantoblanco donde intento cada día
que
ojos jóvenes se abran a lo que he creído ver
—aunque
todos me llamen profesor de filosofía
Mi
lugar es una mesa de mármol
con
libros el cuaderno de notas la taza de café
mi
compañera cerca —o no esta tarde— compartiendo conmigo
el
esplendor de una etimología recién descubierta
la mesa
de un café
quizá
ya inexistente
tan fuera
del tiempo
como un
sutra budista del siglo XIII
donde
leo poemas
cuyas
líneas se desvanecen
donde
evalúo otra penúltima vez
las
magras posibilidades
de que el
animal llamado ánthropos
llegue
a ser quizá
humano
Jorge
Riechmann
Mudanza
del isonauta
Tusquets
editores
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