la
inquietud del ser vivo, piensa, no es
inquietud,
el picoteo del carbonero
en el
balcón, donde nada hay
que
comer, las idas y venidas
del
gato, el temblor de los árboles
sin
brisa, solo ser vivo, no
inquietud,
el celindo blanco de flores y
el
suelo blanco al otro lado del arroyo
que
parece y no es nieve, vilanos
y
vilanos, el repetido sonido
del
gorrión, ni siquiera la noche
es
inquietud, aunque sombrío
lata
inquieto en ella el animal
Olvido
García Valdés
Confía
en la gracia
Tusquets
editores
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