Dice
el poeta Antonio Rigo que la última coraza es la lealtad. Algunas mañanas en
las playas del mar, al norte, se puede ver un escudo de hilos de plata, cabellos
viejos, que unen la arena en movimiento siempre con la luna, luz de los
muertos, que resiste con su presencia al día. No hay comienzo ni final.
Ancianas impedidas sujetas a la cama por un corazón enfermo. Ancianos que
mueren solos en residencias donde no se escucha al mar. No hay coraza ni escudo
para tanta fragilidad. Lealtad sí. La necesaria bondad que a la lealtad conforma,
también. Y amor.
Aquí la
tasa de buque del puerto de Bilbao.
Aquí
los libros para acompañar la espera.
Feliz
feroz 2021
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