QUEMADO POR EL SOL
Había un libro oculto en la
trastienda,
forrado con cubiertas falsas de color
rojo.
Estaba en un armario en el que se
guardaban
cosas de algunos familiares muertos:
una blusa bordada, un vestido de
novia,
un costurero azul de seda,
el retrato de un joven comunista,
con traje de soldado, la chaqueta
con la mancha indeleble de su sangre.
Cosas vivas de muertos. Y aquel libro.
Me gustaban sus fotos de paisajes con
nieve
—la blancura inquietante de la
nieve—
y todas las palabras extrañas y
bellísimas
que leía en sus páginas: el zarismo,
la tundra,
la conquista soviética y la
revolución.
Pero al llegar la ruina a la familia,
se vendió todo el lote: la casa y sus
espectros,
el patio y los baúles del ajuar.
Y aquel libro. Así fueron las
palabras
enviadas al destierro siberiano.
Palabras sepultadas por la nieve
mucho antes de probarlas y saber
que el tacto de la nieve también
quema.
Isabel Pérez Montalbán
El frío proletario
Antología 1992-2018
Visor
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