DESARRAIGO
Un
enorme peso que me fatiga,
una
triste valla que me aísla,
un
desierto que me asfixia,
un
mar que me castiga.
Sonrisas
de papel que ya no devuelvo,
recuerdos
borrosos que me anulan,
pertenencias
que ya me son ajenas,
amistades
que ya desconozco.
Sueños
insatisfechos,
fotografías
que me acosan,
cartas
polvorientas que me hunden,
planes
truncados en el exilio.
Voces
distantes que me susurran un pasado
que
ahora siento tan lejos.
En
círculos deambulo por avenidas
sin
dar con el sosiego.
La
noche más cruel aún
no
me permite descansar mis huesos.
Aferrada
a mi almohada,
intentando
espantar el insomnio.
En
búsqueda de esa calma
que
tanto añoro, para volver a nacer
con
pleno derecho a vivir,
en
este país inédito.
Silvia
Cuevas-Morales
Apátrida:
Diario de un destierro
Lastura
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