MICROBIOLOGÍA
DE LAS PILAS DE AGUA BENDITA
El agua
que aquel cura bendijo no sana las heridas
del
soldado sino las gangrena. La madre
va a
diario al hospital y rocía a su hijo lacerado
con
gotitas de un agua donde los feligreses
han
metido las manos después de trabajar entre semana,
o los
domingos tras leer el periódico.
El
microscopio y el milagro no son compatibles. La microbiología
suele
tener la última palabra,
el
Policlínico Gemelli es el lugar idóneo para restablecerse.
Si
fallasen los desfribiladores
habría
que recurrir al milagro. No se fuerza
el
milagro: se concede, viene si le apetece,
si el
sujeto merece que se actúe sobre él.
¿Milagro
o cataclismo?, difícil distinguir
entre
dos. Ambos son azarosos: agazapados tras la puerta
seguimos
esperándolos, pendientes del menor
atisbo
de su encuentro.
Mercedes
Cebrián
Malgastar
La Bella
Varsovia
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