LAS
LLAVES
Habrá
que estar atentos al último grito del suicida
mientras
salta al vacío ya que seguro
será
una verdad irrebatible por ser la última.
Y habrá
que enviar nuestra mirada
con toda
la urgencia del mundo
a cada
gorrión que matan a balazos,
que cae
rodando por el suelo
hasta
chocar con nuestros pies.
Y no
habrá que oponer ninguna resistencia
si algún
poema se acerca a nuestro oído
a
suspirarnos palabras que seguramente
alguien
nos dijo hace años.
Y habrá
que poner todo de nuestra parte
para
dejarnos rescatar.
Los
grilletes y las llaves que los abren
están
casi tocándose y ocupan equidistantes
su lugar
en nuestras vidas.
Es
verdad que se describen mejor las cosas
que se
han perdido,
que
hemos inventado más adjetivos
para
relatar las derrotas,
pero el
grito vivo no necesita ningún epíteto,
tan solo
pronunciar...
¡Queda
tanta gente que merece la pena!
Ernesto
Noriega Valles
Síndrome
de Estocolmo
Literarte
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