EN LA
SIEN
Papaver
amapola
En el
antiguo cementerio hay muertos que aguardan verdades.
A los
fusilados se les olvidaba en una fosa,
—nadie
sabe aún cómo su compañera lo consiguió—
pero a
él, su familia pudo rezarle
en aquel
nicho de la quinta altura.
El
cráneo trepanado en un lateral se deshacía en polvo.
En el
antiguo cementerio hay muertos que aguardan verdades.
Aunque
sean verdades piadosas,
como la
del sepulturero
que
limpiando el nicho de la quinta altura,
abrió
el sudario y aseguraba a la anciana que preguntaba
por los
huesos del padre,
que el
tiro fue en el pecho.
II
Descifro
las coordenadas del verano:
amarillo
de los campos de trigo
y una
carretera.
Las
amapolas, condenadas a las cunetas,
reivindican
su condición de dueñas del paisaje
y
refulgen en pequeños grupos para no ser olvidadas.
Cualquier
carretera en verano parece llevarte a la libertad.
Campos
recién segados
y
cunetas olvidadas
descifran
las coordenadas de la muerte.
Quiere
la amapola prestar su color
a una
memoria teñida de rojo.
Elisa
Rueda
Tentación
botánica
Fundación
Valparaíso
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