2.
A
través de los cables de alta tensión que se extienden en el perfil
de las colinas y que luego descienden hacia los campos
la
noche se difunde con invisibles chispas que a ratos relampaguean en
los ojos y en los botones de algunos vecinos que todavía no se han
acostado
y que
permanecen valerosamente en las puertas de sus casas para presenciar
la primera embestida de la noche.
Esta
primera embestida tiene en realidad un origen misterioso,
y sin
duda surge de los muertos que han muerto en aras del alcohol y que
ahora deliran con la visión que les ofrece el otro lado de la noche,
y
tiene mucho que ver con los barriles, con los toneles, con las
bodegas, y con los ingentes tanques de alcohol con que sueñan noche
tras noche unos bebedores que sólo yo conozco,
y
que, habiendo bebido toda su vida hasta reventar, se retuercen en
medio de atroces malestares en húmedos camastros y en profundas
cloacas pidiendo alcohol a gritos.
Estos
bebedores han aprendido muchas cosas y tienen mucha paciencia,
y
saben que el otro lado de la noche se halla en el interior de sus
espaldas,
y que
se halla asimismo en sus gargueros,
los
cuales conservan siempre un resabio de alcohol,
lo
que precisamente tiene la virtud de atormentarlos sin cesar durante
el largo, largo tiempo que dura la noche en el otro lado de la noche.
Jaime
Saenz
Poesía
Colección
Transatlántica
Amargord
Ediciones
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