MINIPOÉTICA DEL GERANIO
Sigo escribiendo en la cocina,
mientras hierven macarrones o palabras.
En otra casa. Un geranio en la ventana.
Su tallo aparenta una mano pidiéndome
algo.
Los hechos se convierten en recortes.
Los clasifico atenta, perdida la mirada.
Sin embargo, ¿qué decir del dolor? ¿Y tú
qué opinas?
El anzuelo del dolor me tira de la
garganta.
En este trance te lo confieso todo:
hambre de madre, fulgor, flor de espuma.
Rasuro los mensajes con una navaja,
pretendo despojar a la voz de la quincalla.
Muestro sentido del ritmo, amor por los
detalles,
gusto por la imagen, reflexión basada en
la emoción.
¿Qué me dices de este resultado? Dime
si la verdadera vida basta para hacer
verdadera poesía.
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GEOGRAFÍA
DEL SILENCIO
La
geografía de mi silencio está delimitada por
frigorífico,
fregadera y horno al norte;
alacena
y puerta de la calle al este;
trastero
al oeste;
y
calendario con paisajes vascos al sur,
En el
centro crezco, árbol transparente en una baldosa.
Bajo la
baldosa se expande un abismo,
desestructura
donde invernan los signos huérfanos del lenguaje.
Recuerdan
una madeja, el capricho de un pintor.
Si el
viento mesa mi cabeza,
una raíz
aflora y trepa hambrienta a mi regazo
para que
la amamante.
Silencio
de las cocinas por la mañana.
Geografía
de la fertilidad.
Miren
Agur Meabe
Espuma
en las manos
Ediciones
Trea
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