El
26 de abril de 1947, Javier Bermúdez, mi padre, escribe al suyo una
postal de felicitación desde el Sanatorio Marino de Gorliz. Lleva
unos meses ingresado por una dolencia. Dice: "Te deseo un feliz
día de tu cumpleaños en compañía de toda la familia menos yo"
Tenía 12 años y ese "menos yo" contiene en en tan sólo
tres sílabas la mayor soledad que he leído.
Ayer, setenta y dos años después, en ese mismo sanatorio moría Javier Bermúdez, mi padre. Estaba la familia a su lado. Y el mar. No hay que escribir una postal. Luego llovió con cuidado.
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