Nadie
soporta el peso de los malos días
salvo
por interpuestas alegrías.
Bebe,
que así serás el intervalo
entre lo
que crearás y lo que no creas.
Como
hierros golpeados en las fraguas
al alma
abaten los dolores y las penas.
Bebe,
mirando con la mirada de un muerto
la
somnolienta soledad de las aguas.
Que
aquí, sin saber con quién, al fin decida
lo que
no quiero decidir, que la vida
pase
como si la viera ajena.
Pues
sólo me la dieron para ser perdida.
Rubaiyat
– Canciones para beber
Fernando
Pessoa
Edición
bilingüe de Beñat Arginzoniz – selección y traducción
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