escena uno interior cocina
«Mãe
e filha são
como duas árvorea que estão
perto: vivem e morrem das sombras que fazem uma à outra
recíprocamente.»
Adilia Lopes
aspiro la grasa de las ventanas de la
cocina mi madre la tiene
pegada en su nariz el tiempo la obligó a
acostumbrarse
a no quejarse
a no sentir la falta de aire
la grasa ocupa sus palabras ocupa el
espacio entre nosotras
y poco a poco se forma un puente
ahora es ella quien tiembla
enferma quien extraña el peso de su
estómago
los ciclos se van cumpliendo
la sopa se prepara
y ya no es mamá quien mueve la cuchara
sino yo
con las manos hundidas en el agua hirviendo
ambas probamos la sopa siete veces antes de
hablar
ambas tratamos de usar un idioma común
pero en nuestras bocas no hay palabras
está la falta de sal
la falta de luz
la falta de tiempo
ahora soy yo quien pone
las cucharas / los tazones / cada una usa
una mano diferente para clavar los cuchillos
pero tenemos el mismo pulso flojo
ahora es ella quien mira detrás de mi
hombro
me dice que los miedos no se crean ni se
destruyen
se transforman
se heredan
hierven a fuego lento
y sabe que me ha enseñado bien
aunque yo no lo sienta así aunque no lo
quiera comprender
Valeria Román Marroquín – Age of
consent
Ediciones Liliputienses
No hay comentarios:
Publicar un comentario