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sábado, 10 de enero de 2015

DIEZ LIBROS DEL AÑO


En la acería, 2014 por Pablo Müller


«si la poesía fuera un olvido del perro que te mordió la sangre / una delicia falsa / una fuga en mi mayor / un invento de lo que nunca se podrá decir? ¿Y si fuera la negación de la calle / la bosta de un caballo / el suicidio de los ojos agudos? ¿Y si fuera lo que es en cualquier parte y nunca avisa? ¿Y si fuera?»
Juan Gelman

La poesía tal vez fuera un olvido del perro que te mordió la sangre, dice el poeta sabio Juan Gelman, que nos dejó el año pasado junto a uno de los libros que componen esta lista de diez del año. Una lista personal y intransferible, que tiene como objeto repensar las lecturas y mostrar mi agradecimiento por los poemas leídos, porque como dice Charles Bernstein: «Todo poema es un modelo de un mundo posible, que solo nace cuando la lectura es activa, activada.» Y activada la experiencia de percibir esos mundos tras estos poemas encuentro una de las razones de la poesía.


Espejo negro y otros poemas. Miriam Reyes. Ediciones Liliputienses. “Mis padres me enseñaron a no tener nunca nada. / Ellos me enseñaron a no volver nunca a casa / a no decir nunca esta casa en mía”



Las sumas y los restos. Ana Pérez Cañamares. Devenir. “Una mariposa en el vagón del metro. / Príncipe Pío, 31 de agosto, 14.30 horas. / Dejo escritos los datos exactos / porque nadie pareció darse cuenta. / Los periódicos gratuitos / hablaban de asuntos banales.”



La ciudad o la palabra pájaro. Mar Benegas. Huerga & Fierro Editores. “Antes del tiempo alas y luz / antes, mucho antes del universo / hubo un útero / — sin sueño no hay dolor / pero caerás / y te dispondrás (como una piedra) / a vivir eternamente sin cielo — “


La traductora de incendios. Isabel García Mellado. Valparaiso Ediciones. “tú sabías que la entrada a mi patio de atrás / estaba custodiada por cuadros de la kahlo / que al entrar tenías que pisar con cuidado / los restos de jarrones hechos añicos / sorteaste las redes y las sombras huidizas…


Hoy. Juan Gelman. Visor. “Salís de la escritura al mundo y el mundo te vuelve a la escritura. El corazón, el hígado, la entraña de la madre, no tienen otra manera de vivir. Que vengan los salvajes a tocar este dédalo y serán derrotados en la transformación de lo invisible. Dedos que tocan lo intocable se recrean como niño en su cuna. No necesitan mendigar su pan. Vuelan en la bondad y así conocen sus infiernos. A Antonio Gamoneda.”

Tres inhalaciones. Luis Miguel Rabanal. Amargord Ediciones. “A la orilla de la noche  un cuerpo estrecha los  indicios. Podría ser tu cuerpo aferrado a los grilletes de mi cuerpo. Un cuerpo que se enoja recluido, como si con la carencia de soltura se estrenase en crispar lo innecesario. Sin ser su euforia perceptible, ni su cuerpo inmune.”


India. Chantal Maillard. Editorial Pre-Textos. “Esa energía mínima, centro, diosa interior o alma por lo general tan oculta, a pesar de lo extremadamente porosa que es la membrana que protege su acceso, no se inmuta. No le daña el mirar ajeno porque ve en quien mira lo que su mirar oculta.”


Una fe provisional. Luis Arturo Guichard. Ediciones Liliputienses. “La única patria que hay es el hambre. / El primero en llegar, antes incluso / de que la casa existiera, no tuvo / otro retrato ni otro pasaporte. Con hambre se construían los barcos / y con ella estas casas de inmigrantes.”


Blanco inmóvil Charles Bernstein. Kriller71ediciones. Traducción de Enrique Winter. “90. Aparte del valor –mercancía- social de ser un “poeta” y escribir “poesía”, ¿no deberíamos esperar que la escritura, a diferencia de la pintura, pudiera verse a sí misma no como una actividad específicamente creadora de arte, sino como parte de una actividad más amplia, no centrada en la escritura: la investigación y la articulación de lo humano?”

Todos nosotros. Raymond Carver. Bartleby Editores. Traducción de Jaime Pride. “Era un buen ajuste de cuentas. / Palabras arrojadas como piedras contra las ventanas. / Ella gritaba y gritaba, como el ángel del juicio final. / Entonces apareció el sol de repente adensando / el cielo de la mañana. / En el silencio repentino, la pequeña habitación / resultaba extrañamente vacía mientras él le secaba las lágrimas. / Se parecía a todas las demás habitaciones pequeñas de la tierra / en las que la luz encuentra dificultades para entrar. / Habitaciones en las que la gente se grita y se hiere. / Y luego siente pena, y soledad. / Incertidumbre. La necesidad de amparo.”

Algunos de estos libros no serían posibles en la lógica actual del capitalismo y la literatura. Estoy muy agradecido a los editores José María Cumbreño, de Ediciones Liliputienses, Anibal Cristobo, de Kriller71 Ediciones, Chema de Amargord  y Juanje Sanz Moreda de LUPI, por su tesón y audacia. Buenos libros, buenas lecturas para todos en este 2015.




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