Noche, autobús, Torrejón de Ardoz, por Pablo Müller
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Digo a los
niños que en llegando la noche salgan de las ciudades y se lleguen a los bordes
de los pinares, junto al mar, en el norte y protegidos por los barcos
insolventes vean como los sueños, los míos, los tuyos, se derrumban en oscuro
grito y reflejo… para levantarse al siguiente día.
También digo
que guarden el recuerdo para la autobiografía de nadie, sin yo, con el amor del
mar, sin dios, y que no olviden que víctima se escribe en los restos de la
victoria, se escriben las primeras voces, voces del dolor de todas las noches…
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