Las olas enfermas, diciembre de 2013 por Pablo Müller
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«Vivir atentamente,…, en el doble sentido de
atento: ser atento junto a estar atento.
En semejante arte se encuentran
pensamiento y poesía…»
Jorge Riechmann. El siglo de la gran prueba.
A mediados
de diciembre un domingo con luz y mar brava las olas rompían contra la playa de
Azkorri. En los bordes junto a la espuma blanca con que el agua se rompe contra
sí misma y contra la arena, hay trazas doradas, amarillentas. Son los signos de
la enfermedad de las olas.
Las olas
enfermas.
Dice Jorge
Riechmann que al abandonar la voluntad de resistencia se dimite de lo humano.
Las olas, la naturaleza, nos enseñan que se mantienen en su resistencia a pesar
del cansancio y la enfermedad.
Féliz y
feroz 2014
He visto olas moribundas, muy negras y sembrando muerte, pero es la primera vez que las veo amarillentas como si padecieran del hígado, no será la resaca?
ResponderEliminarFeliz Año Nuevoooo 2014!!
Salud y Suerte!
Pienso que pueden ser restos de limpieza de bodegas de mercantes. O de colectores de residuales que devuelve la resaca.
EliminarFeliz año
Qué buenas las fotos. Olas enfermas...interesante. No será motivado porque la sociedad está abusando de un modo extraordinario de la dimisión de lo humano?
ResponderEliminarFeliz año y feliz vida
Pienso como tú, Nurocas, dimitimos de lo humano para convertirnos en productores y consumidores, dando valor contable a toda la naturaleza. Las olas enfermas y bravas son símbolo de resistencia. A pesar de ello son olas. A pesar de ello somos humanos.
EliminarFeliz año
Es difícil detener el camino de una ola. Estas van a echar a andar de un momento a otro. Buenas imágenes. Un saludo
ResponderEliminarNi intentarlo, José Luis. Esas olas son la vida y quien se pone en su frente retándola pierde siempre. Las olas hay que acompañarlas. Gracias por tu visita. Siempre bienvenido por estos tus papeles
EliminarY yo pienso si lanzarse a las olas en invierno no será aceptar lo humano pero dimitiendo de la vida, si esas olas que rompen en la costa no serán como el ángel de Rilke, si su naturaleza más fuerte y pura no acabaría por destruirnos.
ResponderEliminarPero erramos al creer que esas olas nos son ajenas: no, ellas rompen dentro de nosotros, dentro de nuestro ser, en ese Azkorri que todos llevamos a cuestas por la vida. Y tal vez la poesía sea eso, dar un giro de 180 grados a los ojos, aun a riesgo de dejarlos en blanco del otro lado, y así poder ver esa marea brava que rompe en nuestro interior.
Y así poder cantarla.
Felicidades por tu blog.
Estoy de acuerdo. Esas olas no nos son ajenas. Rompen dentro de nosotros. Muy bueno.
EliminarFelicidades EademMutataResuego. Bienvenido.