Bilbao, noviembre, mañana y frio por Pablo Müller
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«Cuando pague mis deudas
y entierre a mis muertos
ya
seré viejo
me lo dirá el frio cierre
del mar hasta mi cuello
el último poniente de un verano
la piel que pide abrigo de toalla
en cada deuda perdí tiempo
en cada muerte memoria de mi
sin nadie que me cuente
el porqué de mis sombras
quedaré a vuestra merced
mis
bien pagados acreedores»
Manuel Vázquez Montalbán
Alguien dijo que primero fueron las
deudas y luego se inventó el dinero para pagarlas. Alguien dijo que primero fue
la poesía, el sonido de la lluvia en algunas piedras, el ruido
silencioso del mar en algunas playas, los diálogos de los pájaros y los
insectos y nuestra torpe voz.
Hoy la deuda ya no está en los
catecismos ni en los poemas, hoy los bancos no están en las guías de teléfonos
ni en las gasolineras, hoy las hormigas confunden verano y calefacción,
invierno y el retraso en la llegada del combustible, hoy se construye la
memoria en los libros de las deudas y el deudo es ante todo la tristeza y los
noviembres, las sombras se explican a los que se quedan, huir de la luz, andar por el linde del bosque, de las farolas,
de las aceras, impidiendo que la luz nos ilumine las sombras, las deudas y sus vergüenzas.
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