Noche, Bilbao, 13 de noviembre de 2013 por Pablo Müller
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Fue
difícil entrar en la ciudad de Bilbao.
La noche que Pablo Müller llegó sus
puertas estaban cerradas y el portero no hablaba su idioma. Pablo Müller durmió
junto al muro, protegido por una manta que le proporcionó aquel hombre. Llamativamente
entendió que Pablo Müller tenía frío, pero no que quería entrar.
Al amanecer ambos ya conocían el mismo
idioma y Pablo Müller le pidió permiso. El portero jamás negaba el paso a
nadie: estaba allí para recordar a los que marchaban que siempre podían volver.
Siempre
quise nacer en Bilbao.
Pablo Müller nació en Split, en una
casa pequeña, en una calle estrecha junto al puerto, pero no hay evidencias de
que fuera así. Tampoco de que viviera en Barcelona, o Buenos Aires. No hay
memoria de ello, y sin memoria que le reclame lealtades, Pablo Müller pudo
nacer en Bilbao años después.
Todos
nacimos en Bilbao.
La primera vez que Pablo Müller
respondió Bilbao, a la pregunta de dónde nació usted, fue frente a un mostrador
de una línea aérea en el aeropuerto de Iguazú, Argentina. La rubia azafata de
piel transparente y apellido Baum sonrió al escucharlo. Yo también nací ahí,
pero nunca he estado, ¿es bonito? No, dijo Pablo Müller, es limpio.
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