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viernes, 19 de julio de 2013

CUADERNOS DE GUERRA DE RAÚL ZURITA



Playa de Arrigunaga en febrero de 2011 por Pablo Müller


 

«Canten — seguían diciéndonos — canten y canten»

Raúl Zurita

 

La guerra en la mejor prueba de que no hay dios, rugido de mar y del destierro. Un destierro hacia abajo: sótano, pozo, zulo, puerta de seguridad, silencio. A la noche se encienden las fogatas y comienza, en otra parte, el murmuro de los generadores de gasoil, aún en la desgracia hay clases: los últimos verán el resumen de los partidos de futbol mientras aplauden las ametralladoras. En el norte de Bosnia no hay playas, ni mar por donde marcharse.

 

He leído Cuadernos de Guerra de Raúl Zurita. A veces mi mirada no me permitía leer todas las palabras y me hacía saltar frases (versos) buscando ¿consuelo? evitando ¿dolor?

Soy nativo de las playas y reconozco el territorio de sus símbolos. El mar, el estruendo de las olas, lo más cercano que sé del silencio, arena — cobijo e intemperie a la vez —, acantilado que nos atrae al mar abajo como huida, vida conforme de desasosiegos y alegrías. Está en las playas el recuerdo de los otros — los antes, las estirpes —, y he sabido de los gritos de las bombas en los oídos del soldado padre — tanto ruido para suplicar silencio —, del silbido a su caída y su inevitable explosión en los oídos del niño refugio, — tanto ruido para llegar a dormirse — y a mí, con Pablo Müller en Maglaj y en Mostar en 1995 buscando el ruido de la familia para poder ser ellos
— de ellos, en ellos, sin ser expulsado —.

Hay más en Cuadernos de guerra de Raúl Zurita, claro, mucho más. Con esto que he encontrado le debo una. Una grande. Qué lo sepas. Muchas gracias

 


CUADERNOS DE GUERRA

Raúl Zurita

Amargord Ediciones

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