Puerto por Pablo Müller |
Pablo Müller te trae el dolor,
lo coloca sobre tu pecho,
con la indolencia con que deja las llaves
encima de un mueble.
Y cuando el dolor te atrapa
y te atraganta la garganta
y te llena las manos de hormigas
voraces
y se arrastra por tus ojos
con la lentitud de los cristales…
Pablo Müller mira ese dolor
y lo llama pequeño.
El dolor se ríe con el sarcasmo
de los que se crecen en la inquina.
Debe Pablo Müller hacerse más grande
que tu dolor para, al menos, mirarlo a los ojos
y reconocerlo.
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