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jueves, 25 de octubre de 2012

EN EL ASIENTO DE ALADO




Los primos mayores del archivo de Pablo Müller



En el asiento de alado,
por la ruta de la costa,
con el automóvil cansado,
a la madrugada albina,
te sientas, hermano,
cuando septiembre se hace otoño falso y riente,
te sientas, hermano y preguntas
por la longitud exacta de los kilómetros,
por el nombre de los colores de las luces de los frenos,
por el sonido de los motores nuevos,
por el exacto deletreo de mis nombres
— por los nuevos y por los ausentes —

Respondo con el cuidado de los silencios,
que un kilómetro es la distancia entre la pared del túnel que atravesamos y la playa más invierno,
que los colores de las luces de los frenos son consistencia la de arriba y preferente la de abajo,
que los motores nuevos ya no suenan,
en realidad se citan con las doctrinas,
que no uso ya el nombre porque tengo un hijo,
y el viejo que teníamos los hermanos para romper adoquines en los patios de la escuela, lo perdí en una partida de cartas.

Dices que ya lo sabías.

Y rompes el mar de noche con tu carcajada.

Y yo te doy las gracias.


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