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viernes, 11 de julio de 2025

UN FRAGMENTO DE MURAL DE MAHMUD DARWISH

 






Y se van diluyendo los sentidos, también los elementos. No

veo mi cuerpo reflejado, ni siento

lo mejor de mi muerte, ni vida primera.

Es como si yo no fuera mío. ¿Quién soy? ¿Soy acaso

el difunto o el recién nacido?




Es el momento cero. En nacer no pensé

cuando voló la muerte desde mí hacia la niebla,

no estoy vivo, ni muerto,

no existe inexistencia, ni existencia.




Me dice la enfermera: ¡Estás mejor que nunca!

Me inyecta el analgésico: Tranquilo,

verás qué sueño tienes

en un rato…




Vi a mi doctor francés

abriéndome la celda,

dándome con un palo

ayudado por dos policías.



Vi a mi padre volviendo

de la Peregrinación, desvanecido,

atacado por el sol saudí,

suplicando a los ángeles que lo rodeaban:

¡Apagad este fuego!…



Vi a unos muchachos magrebíes

jugando al fútbol

y tirándome piedras: ¡Vete con tus palabras,

déjanos a nuestra madre,

ay, padre, que eludiste la tumba!



Vi a René Char

sentado junto a Heidegger,

a dos metros de mí.

Los vi bebiendo vino,

no hablando de poesía…

Era un apasionado dialogar,

efímero mañana que esperaba.



Vi a mis tres compañeros sollozando

cosiendo mi sudario

con hilos de oro.



Vi a al-Maarri persiguiendo

a los que criticaban sus poemas:

No estoy ciego

para ver lo que ellos,

pues ver si ojos es

luz de la negación, de la locura…


Vi a un país abrazándome

con manos matinales: Huele

el aroma del pan. ¡Mira

esa flor en la acera;

la luz de tu madre

alumbra todavía,

y el saludo aún está caliente como el pan recién hecho!




Mahmud Darwish

Mural


Presentación de Pedro Martínez Montávez

Traducción de Rosa Isabel Martínez Lillo


Ediciones del oriente y del mediterráneo


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