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miércoles, 18 de diciembre de 2024

TRES POEMAS DE ISABEL HUALDE EN CANCIÓN DE LAS VOCES DIMINUTAS

 






LA LUZ INVERNAL posee olores extraordinarios.

El cuaderno el lápiz y la goma de borrar

esperan impacientes.


Nieva pan blanco tras las ventanas

(de cuando en cuando acucia el hambre).


A Lucita le crujen los dedos

tiembla como pingüino

muerto de frío

sobre el pupitre.


Ninguna de nosotras conoce el resultado.


Jesús-y-maría-santísima

dice la maestra

escupiendo

pepitas de rabia desde su boca.


Las lenguas se repliegan

y es motivo suficiente para el suspenso.



―――――――――――



ES LO QUE SUCEDE cuando mamá

dobla el pescuezo de la gallina.


Ella rebana

escalda

despluma

y hierve.


La única salida es correr

hacia el retrete y vomitarlo todo:

cuello pico plumas

(también las orejas de burro

que la monja encasquetó a Daniela).


Y rezar confiando

que anochezca pronto

se muera sor Elvira

y amanezca sin nubes.



―――――――――――



UN BOSQUE de líquenes y musgo

arrastramos bajo las uñas.


En el belén husmea el ángel

elevando su estrella

sobre tejados de algodón

cascadas de plata

y figuritas de barro.


Sus majestades preguntan por el guiso

que hierve en la cocina.


La gallina aún cacarea en mis oídos

y escondo las manos

para no confesar que fui yo

quien la llevó hasta allí.


En el lugar del hambre

cualquier depredador es inocente

sentencia mamá.


Las tripas ingrávidas

responden con un ruidillo

de feliz agradecimiento.




Isabel Hualde

Canción de las voces diminutas


Ilustraciones y caligrafía de Chilis Cubeiro

Nota de Blanca Eslava

Plantillas de Melissa Dillon


Cartonera del escorpión azul


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