FUIMOS silencio de tierra,
orfandad
en la mirada,
un
nombre.
Excusa
taciturna
en la
faringe del tiempo.
Seremos
brote,
esqueje
de lágrima,
un
pensamiento.
El
vértigo de la profecía,
el
temblor en la madera.
Hay un
pálpito de manos en silencio,
el
crujido de un párpado en su ceguera
un
tatuaje de indigencia.
Existe
una máscara de inviernos,
la
cicatriz en el predicado de la huida,
la voz
expectante de un encuentro.
Seamos
contagio, destierro,
huella
ritual de la memoria.
Belén
Mateos
Sabor a
tránsito
Regreso al poema
Prólogo
de Mar Blanco
Epílogo
de Carolina Millán Hernández
Olifante
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