En el fondo de mi conciencia se oculta
―por primera y última vez―
un inmenso pájaro nocturno.
Tiene miedo pero
¿me ama?
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Un águila de hielo
me oprimía el corazón.
Me absorbía.
Brillaba.
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Fiel a cada rincón,
antigua y pintoresca,
Isis se ensancha entre los viejos árboles.
Vicente Gutiérrez Escudero
Las otras ramas
Prólogo de Antonio Méndez Rubio
Devenir
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