Nos arreglábamos en la casa de su madre
que se había ido unos días a una quinta,
un dos ambientes en once al que también
venía a veces el hermano
menor, grandote, la misma
cara, es gracioso recordar
las variaciones entre ella y su familia
como si hubiera llagado a amar algo
que se repetía entre ellos, es como si llegara a perdonar
algo que se repite. Esa noche cocinábamos,
creo que habíamos cogido
y estábamos peleando por un ingrediente, no, fue
otra cosa: creo que habíamos comido
y empezamos a pelear porque hacía mucho
tiempo no cogíamos. No estoy segura
de qué pasó pero sí que hubo
una pelea, sí que debatimos
si convenía separarnos, entonces todavía
íbamos a seguir tres años más
supongo que pensábamos sería para siempre
y de repente el termotanque estalló
de la cocina empezó a salir agua, agua
que no podíamos frenar y mientras
todo se inundaba en el baño estalló un
caño y todo se inundó más rápido. Ella y yo
podíamos decirnos las peores cosas
podíamos ser terriblemente hirientes
En noches como esa yo podría haberme ido,
pero en cambio me quedé,
a dormir abrazándola, encastrada en su clavícula.
Yo nos vi.
Micaela Szyniak
Último año juntas
Ediciones Liliputienses
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