Si me vas a hacer llorar,
echa harina a tus palabras
y hazme lágrimas de pan.
Por los hilos de la lluvia
bajan ángeles a vernos
desnudos de tiempo y luna.
La araña teje que teje
y la mosca con mil ojos.
A ver quién de las dos cede.
Un barquito de papel
llega más lejos que yo
en este río del ser.
Mil tigres me siguen lentos
como mascotas de niebla
que no encontrasen sus huesos.
Me he dormido en un alféizar
bien abrazadito a ti.
El amor es peligroso,
pero no amar es el fin.
No es fácil lo de contarte:
si te quiero poner letras,
te me sales del lenguaje.
Maldito despertador,
que me ha sacado de un sueño
donde por fin yo era yo.
Jesús Aguado
Aquí se arregla la sed
―Soleares―
Luces de Gálibo
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