Un coro de buitres
Mi cuerpo fue sólo piel,
un pájaro inmigrante,
pellejo nada más,
sin señales...
Inminente
la sumisión del alma,
inevitable
la insumisión de la piel.
¡Una absolución de mis huesos!
Poseída y entrega como en una misa
mi cuerpo
nunca estuvo tan cerca de dios
pero dejé que se convirtiera en pecado,
dejé que se convirtiera
en este coro de buitres.
―――――――――――
En eso que callamos
en eso que callamos
se condensa el mundo
el silencio no miente
ni ese calor, ya viejo, de los ojos
ese silencio que
ama más que nosotros
―――――――――――
Me aferro a
mientras asimilo que este invierno
es invierno únicamente
me aferro a mi madre
y sus pequeñas manos de ajo.
―――――――――――
Cielo
Ya mi pequeño cielo,
nuestro cielo de estirpe,
derramó su sangre.
El coágulo en el suelo,
la piel descosida.
―――――――――――
Restos
Aquí están los restos,
el pronunciamiento brotando.
Una piel
desvanecerá la otra piel,
una tierra
suplantará la otra tierra.
―――――――――――
Me llevaré
Son las bajezas y las lujurias
lo que me llevaré conmigo,
las que definirán
esta revolución del verso.
Me llevaré cada secreto, el vulgo
el estramonio de esta tierra de brujas,
las imágenes muriendo
y desdoblándose,
las afonías y los gritos con lo que escribí,
el dolor en tanto papel enmohecido.
Me llevaré ese resquicio de bondad
que con los años pesa
y se vuelve contra uno,
los malos pensamientos
y los llevados a cabo,
la lentitud de mis noches
desgarrando figuras y pálpitos.
Me llevaré al enemigo
ya que tú te llevaste la infancia.
Como quien vive en la sombra de alguien o de algo,
o, peor aún, de sí mismo
me llevaré esta vida que no vibra,
esta tierra que no late.
Ianire Sagasti Ruiz
Una procesión de pieles, una sucesión de tierras
Amargord Ediciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario