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viernes, 5 de enero de 2024

EN EL NOMBRE DE DIOS UN POEMA DE ANTONIO ORIHUELA EN LA CIUDAD DE LAS CROQUETAS CONGELADAS

 





EN EL NOMBRE DE DIOS


La Cabalgata de Reyes en Moguer

la abre un pasacalles roñoso del año nuevo chino.


Son unos quince jóvenes, aunque lo único chino del cortejo

son sus salarios y su trabajo en total ausencia

de contrato laboral.


La Cabalgata de Reyes en Moguer

la cerraba el rey negro.


Frente a mi puerta, unas adolescentes magrebíes

le han pedido alborozadas caramelos

y uno de sus pajes,

un mocoso de siete u ocho años,

ha respondido a sus súplicas

echándoselos debajo de las ruedas de la cabalgata.


Viendo que se arrebujaban hasta allí,

ajenas al peligro de ser arrolladas,

ha comenzado a tirarles caramelos a la cabeza

con los ojos inyectados de odio

y una saña que no había visto ni entre los animales.


Les tiraba caramelos acaso porque no tenía piedras

o porque sabe que no puede meterles directamente un tiro,

y porque sabe, además, que nadie va a protestar,

nadie va a defender a estas niñas en Moguer, aquí

igual que en otros muchos lugares,

son invisibles.


Ni siquiera tenemos que declararles la guerra para acabar con ellas

cinco millones mueren de hambre cada año en el mundo,

niñas como estas, que están aquí

no para arrebatarles los juguetes a los niños

blancos, gordos y estúpidos del primer mundo,

sino apenas por la diferencia entre un caramelo y la muerte.


Pensé en hace dos mil años, cuando en Belén

un paje como este acompañó a su rey

para ofrecerle mirra a un niño pobre

que había nacido entre el estiércol del Tercer Mundo.


Pensé en hace unos instantes, cuando sabía

que no había regalos para mí en esta cabalgata

y, de qué manera, entonces

un simple paje de rey negro moguereño

me había llenado la boca de caramelos amargos.




Antonio Orihuela

La ciudad de las croquetas congeladas


Ediciones de Baile del Sol


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