Penélope manda a Ulises a dormir al sillón
He
escrito este poema antes        lo he
borrado       Ulises:     no pensé que volverías
pasaron      años y pretendientes y años
la noche          me devuelve         al principio
todos
los días       son días        de resurrección
mi
vista está cansada    mi vida         luego invertí
en una
buena      máquina de coser         Ulises
nunca
creí en ti        sólo creí en tu
ausencia
cada
día      era una puntada    con la aguja de oro
cada
noche       me rompo       me retracto
tu
distancia    se tornó dócil     como un perro viejo
aprendí     tantas cosas    con los ojos cerrados
antes
que antes      conjugué los verbos en
plural
el principio      está en alguna parte     pero no
me
reconoce    sólo     humedecimos nuestros dedos
y
empezamos       Ulises               no contaba
con tu
regreso       no contaba            te mandé
a
dormir al sillón      no me
arrepiento      antes
el presente
estaba hecho       de materiales oscuros
oblicuos           viejos automóviles        en las afueras
azoteas
como manos abiertas    aquí
estamos      señor     
que sea tu voluntad
después
te fuiste      todos los días
repetí
la cicatriz             cuánto me amaron
los que
no me conocieron        un día
comencé
a sanar    y a morir    al mismo tiempo
fingí
esperarte      pero      las palabras son puntadas
son
sutura    pero cada noche       siete puntos ciegos
y un
barco     quise     tejer un mapa         quise
tejer
un mar              la ruta y la pérdida
el
camino   y la errancia
quise    escribir un mapa   para traerte a mi puerta
para    mantenerte lejos   quise escribir la brecha
para
compensar        la brecha        pero
el
amor:     esta forma de neurastenia
patrocinada
por la televisión abierta
Ulises      mi tiempo compartido       el nudo
elemental   de la palabra      la estela
y la
estática    de tu voz     que atraviesa
largas
distancias    cuando llamas
la
salvia rancia     del árbol      que
plantamos
juntos      nuestra sal    nuestra saliva
nuestros
veinte dedos       pero     Ulises
pusiste
tierra       y palabras de por medio
te
curaste en salid      pusiste
pies en
polvorosa     con una mano     detrás
y otra
delante          tocas la puerta      del regreso
yo que
pasé mi vida       deshaciendo mi vida
puedo
decirte esto:       tal vez regresaste
pero
volver      volver       es imposible
Elisa
Díaz Castelo
Sutura
Ediciones
Liliputienses

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