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lunes, 8 de mayo de 2023

UN POEMA DE COMO REGAR EL AGUA DE LUIS FELIPE COMENDADOR

 

 

 

 

Cierro los ojos

y veo trapiellos

escribiendo diarios sin decir,

carpantas nuevos

con su sopa de Cáritas recién bebida,

corcovados de calle que dicen lo que piensan

y es verdad,

y en siempre verdad…

Pero no todo es ascuas y pellizcos,

que también veo mujeres libélulas

con cintura y shortines,

con pantyes apretados

y culetes pinzones,

con la chichona puesta como para comer

hasta sin hambre…

y me digo: ‘nadie me obliga a seguir con vida’,

pero me disfrazo de extranjero

hasta que parezco la prima de Elias Canetti,

sí, el tipo del ‘Libro de los muertos’,

y me digo despacio que no es el momento

de decir nada a gritos…

Y en vez de matarme,

pues que pienso en la muerte…

¿Será una mujer lúbrica

que se abre su sexo con las manos?,

¿tendrá cara de Ezra Pound diciendo:

‘tu pan es cada vez más de trapos viejos’?,

¿será el falso Ben Yitzhak?,

¿Gógol?...

Y entonces resucito entre los muertos

mientras las casas mueren de pie

y me pregunto que qué es la culpa…

Y si adivino lo que es,

¿quién la tiene?...

Pero de pronto pienso

en quién pudo componerme como una música,

quién decidió este estribillo absurdo

y repetido,

repetido,

repetido,

repetido…

Entonces se me vino como un orgasmo

que T.S. Norio,

en sus ‘Tres poemas’,

se sentía detergente…

‘DETERGENTE’,

‘minoritariamente étnico y detergente’,

qué pasión de palabra goloseando

en un poema epigramático…

Y me agringo de pronto

y me dudo la mano como un onán de nada,

y me toco por ver si aún existe algún signo de vida

en la esponja que cuelga,

y me adoceno o no,

que no lo tengo claro…

Pero hay musa,

hay musa aunque se esconda y no me haga mohínes,

hay musa para hartarse

con su arsenal de gestos y la carne dispuesta…

La muerte…

O mejor el deseo como un acantilado

desde el que alzar el vuelo

o la caída libre…

¿Puede alzarse una caída?...

No sé,

ahora no lo sé

porque sigo empeñado en hacer lo mismo,

en decir lo mismo,

en negar lo mismo (otra vez Canetti)…

Y la estafa total,

el país de la estafa total…

Pero ella existe,

es,

tiene piel y granitos,

se depila con cera

o discierne con dificultad entre el día y la noche

si trata de vestirse para salir…

Existe aunque solo sea en mi cabeza

y se presta a mis múltiples caprichos raros…

‘Desnúdate de espaldas…

Agáchate hasta tocar tus tobillos con las manos…

Tócate el pecho…

Aprieta…

Suelta…

Acarícialo despacio…

Mírame a los ojos…

No me mires…

Mírame a los ojos…

No me mires…

Mírame ahora fijamente…

Vuélvete…’…

Estaba en la noria de la musa…

Yo qué sé,

Subida a una escalera

y mirándose en un espejo ovalado

como mirándome…

Y yo le decía:

‘Sácate la blusa…

Sácate la blusa…

Sácate la blusa’,

pero ella estaba quieta como una fotografía,

y entonces me dio por pensarla quitándose la blusa…

Esto sí es la muerte,

me dije,

una muerte digna,

una muerte capaz de dejarte muerto,

de dejarme muerto,

y recordé que un día la vi sentada,

pero no recuerdo dónde…

¡Bah!, seguro que no la vi,

que me lo imaginé…

Y ahora llueve

después de no llover durante tanto tiempo,

ahora llueve

y mi pelo se riza con el agua,

pero no hay corazón

y tampoco hay cojones,

ya no hay cojones

para nada.

 

 

 

Luis Felipe Comendador

Como regar el agua

 

Poesía Garvm


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