Pescar cobre
Mis
hermanos tienen
una
bala.
Mantienen
su bala
atada
a una correa brillante
como
un látigo de sangre.
Mis
hermanos llevan a su bala de paseo,
cojeando
―una grapa en el hueso
de la
cadera.
La
bala de mis hermanos
es un
cerebrito en matemáticas, toda geometría,
a lo
lejos es sólo una abeja
y su
picadura. Como una abeja
―deberías
verla construir un panal
masticando
agujeros
en lo
dulce.
Mis
hermanos pierden
su
bala todo el tiempo
―cuando
se les escapa,
su
bala deja un hueco.
Mis
hermanos buscan en sus casas,
en
sus cuerpos, a la bala
y
gime un pequeño fantasma rojo.
Al
fin, hermanos la llaman en voz alta,
Ven aquí, bala, ven
―su
bala llega corriendo, zumbando.
Su
bala siempre viene
de
regreso. Cuando su bala vuelve,
su
bala
deja
un hueco.
Mis
hermanos son demasiado lentos
para
su bala,
porque
ella siempre va de prisa
y
quiere sacar ventaja.
La
bala de mis hermanos está vestida
para
la alfombra roja
con
una chamarra de cobre.
Mis
hermanos le dicen a su bala,
Cuidado, no vayas a lastimar a alguien,
tan vestida y alborotada.
Mis
hermanos besan a su bala
en un
callejón oscuro, frente
a la
máquina de hielo de la esquina,
en el
asiento de copiloto de su auto,
en
una pista de baile estroboscópica.
La
bala de mis hermanos
los
besa de vuelta.
Mis
hermanos se rompen y le bailan
a su
bala ―la sacudida
el
meneo de su pierna. Ellos, para su bala,
perrean
hasta el suelo,
hasta
contorsionarse ahí
tirados
en el piso.
El gusano, lo llaman mis
hermanos.
Mis
hermanos se agusanan hasta el fondo
para
su bala.
La
bala de mis hermanos está registrada,
es
una bala de letras ―tiene un CNP,
un
CIB*, un HB, si tiene suerte,
un
PM, si no Triple 9, un ONR,
una
DOA.
Mis
hermanos nunca traicionan a su bala
llamando
a la policía sino que juran
lealtad
a su bala
con
la mano sobre sus corazones
y sus
estómagos y sus gargantas.
Mis
hermanos dicen que morirían
por
su bala. Si mis hermanos murieran,
su
bala estaría perdida.
Si
mis hermanos murieran,
para
empezar no habría bala
―la
bala es para hermanos vivos.
Mis
hermanos alimentan su bala
como
los toros alimentaban a Zeus
―quemándose
en la pira, sus
fémures
bien envueltos en grasa.
Mis
hermanos se ponen de rodillas, se inclinan
sobre
el asfalto, quedan postrados
en el
cemento ante su bala.
Tampoco llegaríamos al extremo
de llamar a nuestra bala
un profeta,
dicen mis hermanos.
Pero
la bala de mis hermanos
está
siempre encendida como una iglesia en la noche.
Los
vuelve sagrados.
Podrías
decir que la bala de mis hermanos
los
purifica, así como las hormigas rojas
limpian
el recipiente blanco y vacío
de la
cuenca ocular de un coyote.
Sí,
la bala de mis hermanos
los
limpia, los prepara y los hace
para
Dios.
* CIB es el acrónimo de Certificate de Indian
Blood, o Certificado de Sangre India.
Natalie
Diaz
Poema
de amor poscolonial
Traducción
de Elisa Díaz Castelo
Vaso
roto poesía
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