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viernes, 9 de diciembre de 2022

UN FRAGMENTO DE UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO DE ARTHUR RIMBAUD

 

 

 

 

Sí, la nueva hora al menos es muy severa.

     Porque puedo decir que alcancé la victoria: el rechinar de dientes, los silbos del fuego, los suspiros pestíferos se moderan. Todos los inmundos recuerdos se desvanecen. Mis últimos pesares escapan, celos de los mendigos, los bandoleros, los amigos de la muerte, los retardados de toda especie. Condenados, ¡si yo me vengase!

     Hay que ser absolutamente moderno.

     Nada de cánticos: conservar lo ganado. ¡Dura noche! La sangre reseca humea sobre mi rostro, y detrás de mí solo tengo ese horrible y diminuto arbusto… El combate espiritual es tan brutal como la batalla de los hombres; pero la visión de la justicia es el placer de Dios únicamente.

     Entretanto es la víspera. Recibimos todos los influjos de vigor y de auténtica ternura. Y al llegar la autora, armados de ardiente paciencia, entraremos en las espléndidas ciudades.

     ¡Qué hablaba yo de mano amiga! Es una ventaja considerable poder reírme de los viejos amores engañosos y cubrir de vergüenza a esas mujeres embusteras, he visto allá el infierno de las mujeres; y me será posible poseer la verdad en un alma y un cuerpo.

 

 

 

Arthur Rimbaud

Una temporada en el infierno

 

Versión de Oliverio Girondo y Enrique Medina

 

Tres puntos ediciones


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