LO
habéis visto:
sigue
ahí el simio
llevándose
las manos
a la
boca.
Os
sonríe con todos
los
dientes
porque
él
que fue
bendecido
con la
invisibilidad
de los
espejos,
está
privado
de la
capacidad de querer
ser lo
que no
es. De
desear
ser
nada, de desear
ser
todo
plumas,
por ejemplo.
Vosotros
sois
los
imitadores.
Sandra
Santana
La
parte blanda
Editorial
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