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lunes, 10 de octubre de 2022

UN FRAGMENTO DE QUEMA DE HUESOS DE MIREN AGUR MEABE

 

 

 

 

Breslavia, febrero de 2014. Bufones y gnomos. He redescubierto a Szymborska. Admirable su habilidad para conjugar el escepticismo y las paradojas. Y sorprendente su capacidad para situarse en otras realidades, sean un grano de arena, una estrella o un escarabajo. Admiro su don para dar esquinazo a la magnitud lírica sin parecer frívola. Huye de la altura tonal como de un pretendiente pelma.

     En los poemas de Wisla no hay sangre, ni descalabros, ni llantinas por los avatares históricos. Da de lleno, como si nada, en la médula de las cuestiones. Decía que huía de las declaraciones solemnes porque cuando escribía le parecía tener a alguien a su espalda mofándose de ella. Eran la humildad y la timidez las que fomentaban su ironía.

 

Ayer tropecé son un gnomo. Hay gnomos de bronce en algunos lugares, el símbolo que el pueblo eligió en la lucha contra el gobierno comunista. Casi me rompo los morros.

 

«La alegría de escribir. La posibilidad de permanecer. La venganza de una mano mortal». La guasa de Szymborska.

     Tiene razón: todos tenemos un bufón detrás haciendo muecas, lo queramos ver o no.

 

 

 

Miren Agur Meabe

Quema de huesos

 

Traducción de la autora

 

Edición Consonni


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