Fados,
saudades.
A la
orilla del Tajo,
cerca tus
ojos.
A
SOPHIA DE MELLO
Tú reconoces
tu palabra alada,
impersonal.
Yo distingo
tu voz en mis poemas.
Y quedas
sola ante el silencio.
Nadie sostiene
tu hombro,
nadie
roza tu mano.
Sin
embargo, yo te amo en tus poemas
en este
octubre que se intuye triste,
en este
otoño en el que los encuentros
se
demoran, se anhelan más que nunca.
Suenan tímidas
las notas del piano
en este
paso lento de mis días.
Y en la
noche callada, cuando el silencio se oye,
voy al
encuentro de tus versos,
y me
acerco a Antinoo, heredero de los Dioses
y en
esta noche visito contigo
el
tempo de Atenea
y se
vuelve fértil mi noche,
como
tus versos, Sophía de Mello.
Inma Biurrum
Fusión
Pamiela
Argitaletxea
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