Papá y
mamá dibujaban
las
letras de mi nombre
antes
de que yo naciera.
Papá y
mamá soñaban
con la
cuna y los colores
que
tendría. Papá ha venido.
Pero no
hay carne ni cuerpo
en este
poema. Sólo un río
que
nace de mamá y nos desborda.
Sólo la
oscuridad. Y la casa de los abuelos
cercada
por la niebla. Y tú, mamá,
que no
acudes cuando
te
llamo. Pero, ah, papá
mueves
tu dedo acusador.
Soy un
niño de pañales.
Salimos
de la clínica
con la culpa
en las manos
de mis
padres. Oh, mamá,
ven al
bosque. Abre
tus
enormes alas de pájaro.
Cobíjanos
bajo tu sombra de nieve.
Oh,
padre, primero fue el cuerpo
de
mamá. Primero fue la noche.
Oh,
madre con grandes alas.
Ven y
déjanos con tu pico en el poema.
Ángela
Álvarez Sáez
El hijo
culebra
InLimbo
Ediciones
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