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martes, 25 de enero de 2022

DOS POEMAS DE 50 CENTELLADAS DE JORGE M. MOLINERO Y CARLOS DE LA CRUZ

 

 

 

 

Mi hermoso viejito zurita

hijo zambo de los huesos de mi abuelo

Te conozco por mi hermano Jorge

que es de esos ya tú sabes

de los que se les suben el latinking a la metáfora

y se ponen estupendos

Quería pedirte que le des un abrazo

y le dejes con sus cosas

que son las cosas de uno de esos dioses chiquitos de cera

que brillan cuando menos te lo esperas

Como cuando te dieron un paseo por el Matadero

 

y con los pies dentro de los zapatos

te quejabas del desierto que te falta

para llegar al bar de la esquina

Yo sé que cuando te acuestas

relees los poemas de mi hermano

Mi hermoso zurita crees que son tuyas las palabras

y son de Jorge y de Julieta

y de la negrita esa que me tiene al Molinero

como pioja en bombilla

Mi viejo hermoso zurita

sólo porque mi pana siga dirigiéndote la palabra

te beso la dulce calva

y dejo esta marca de orina alrededor de tu casa

 

 

 

CANCIÓN PARA CARLOS DE LA CRUZ

 

 

 

Juegan los viernes los diositos

porque no hay comuniones ni champions

a dejarse llevar por las cicatrices

de humanos y pelo en las axilas

 

A veces en el pie izquierdo del Diego

o en los labios de la Bellucci incluso

en la voz rota del ángel Sananda Maitreya pero

 

  siempre en los dedos del gigante

y verborrea de Carlos y azufre de De la Cruz

estadio Azteca donde corre la banda

Tláloc hasta arriba de licor de hierba alta

para invocar el regate y la preciosura y el público

jalea a Rusia porque CuCurruCucúPaloma

si se le queda pequeño el campo y

volea de escorpión la estepa de Aranda

      Y

al abrigo de Tezcatlipoca y el cabello negro

de la negra y los ojos negros de la negra y

la negra piel de la negra suda cada viernes y

a Carlos a De la Cruz al gigante de mi carnal

lo estruja Huitzilopochtli que le sabe

trozo de pan aire limpio espiga generosa que

es alimento su muerte en la siega lo llena

de larvas y larvas bajo las gafas y larvas

en su voz de gigante y larvas en su pecho

descomunal como estadio Azteca y páramo

castellano con parada y fonda y áspero tinto

que ennegrece sus labios como negros

los negros labios de la negra que le abroncan

porque larvas en la mesilla de noche larvas

en el despacho larvas en el cuarto de baño

larvas en el cagadero y la tapa levantada que

 

  todo tan lleno de larvas para esconder

dentro de sus botas de gigante de su poesía

condimento chile poblano

la miel de sus dientes abeja la verdad

de sus manos nube con forma de aligátor

la Verdad de sus cuentos larva atrapada

en una botella de mezcal

 

Y los diositos no saben

de la devastación de la resaca

en los versos de mi carnal

 

 

 

Jorge M. Molinero & Carlos de la Cruz

50 centelladas

 

Versátiles Editorial


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