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domingo, 26 de diciembre de 2021

POEMA VI DE POEMA DEL SOLDADO DE ANGELINA GATELL

 

 

 

 

VI

 

 

 

Señor, ¿morir es derramarse?

¿Diluirse en las aguas

tranquilas, inocentes

y subir por los tallos

de la vid o del brezo?

 

¿Morir es esparcirse, ser en todo?

¿En la lluvia, en la luz, en la mañana…?

¿Cuajarse en el rocío?

¿Afluir en los celajes?

¿En los amaneceres?

 

Señor, los que mueren aquí,

en este espacio donde estableciste

tu mano enfurecida;

los que caen rotos

por la metralla,

en el horror deshechos;

los que se abren en un múltiple

florecer de amapolas;

los que dejan el último gemido,

la última voz, el último silencio

colgando de la tarde;

los que mueren de pronto,

casi sin darse cuenta,

sin sentirse caer hacia la sima

donde espera una noche

sin posible regreso;

los que quedan aquí tendidos en la tierra,

boca abajo en la tierra,

con el pecho en la tierra,

los que quedan aquí, acabados,

esos hombres

silenciados de súbito,

helado el beso entre los labios,

interrumpido el curso de la sangre

que nunca extenderá sus ramas

frutales por el viento…;

dime, ¿acaso

hallarán el sosiego

como aquellos que mueren

colmados y cumplidos,

los que agotaron horas y más horas

celebrando la vida que les diste?

¿O serán los que, insomnes,

alzarán su sonido,

la enloquecida música

de su ira

y golpearán tu nombre

y los nombres de todos

los que sobrevivieron

a la nada ordenada, por quién,

en qué momento?

 

 

 

Angelina Gatell

Poema del soldado


Lectura de Sandra Santana

 

Bartleby Editores


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