CATEGORÍA XXIV
PRELUDIO
Una
cosa es hablar, decir palabras al mundo. Pero para entender el verdadero
mecanismo de la vida y su lenguaje habría que perdurar tanto tiempo como la
propia existencia. Si nos extendiéramos en la duración inacabable, solo
llegaríamos a pronunciar la palabra del silencio, quizá un único sonido, un
grito, un quejido, un dulcísimo murmullo. En el fondo, lo que la humanidad nos
lega no es más que la constatación del movimiento, de un dinamismo continuo e
interminable, tirabuzón del tiempo como un eco sin fin enredado en los labios.
El hombre, el creador, sabe que las palabras no sirven, ni siquiera aproximándose.
La distancia hasta el secreto silencioso, hasta el murmullo verdadero, cada vez
es mayor. Cuanto más lejos del principio, más se acerca el fin. Por eso, ve y
vuelve, avanza y retrocede, sé ubicuo, oscuro, transparente y misterioso. Danza
en medio de la vida, busca las palabras dispersas en el tiempo y en el espacio.
Camina decidido y confiado hacia el origen, y con los ojos cerrados, déjate
guiar por el sonido de las aguas. No te perderás. Porque vas hacia el pasado,
hacia lo más remoto que hay en ti, aquello que tu carne, tus huesos, tus
células, tu boca se conocen de memoria. Estás en el abismo. Otra cosa muy
distinta es, siendo, callar y deshacerse.
LA
FLUIDEZ Y EL MOVIMIENTO
igual
que intentas detener la fluidez de las aguas
o
redondear más aún la perfección de una peña
¿es
acaso posible convertir todo esto en lenguaje?
todas
las formas prestadas son absurdas
la
tierra sola gira sobre su propio eje
el
cielo indiferente da vueltas en torno a sí
si
quieres conocer el auténtico origen
escucha
todas las correspondencias
si
quieres alcanzar la luz del espíritu
retrocede
al vacío del abismo infinito
ve
y vuelve durante más de mil años
esto
es todo y lo único que puede ser jamás dicho
Si
Kongtu
Las
veinticuatro categorías de la poesía
Preludios
de Gong Bilan
Edición
y traducción de Pilar González España
Editorial
Trotta
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