4.0 LA HORA DE LA RACIMA
Y bajo
la fina lluvia de cenizas pixeladas,
mientras
los policías registran papeleras y bocas
de
alcantarilla
y las
voces de las pantallas
anuncian
todavía paraísos artificiales y promesas
de
amor,
Es
la hora de la racima,
prestadme
vuestros recuerdos,
mendiga
en medio de la rotonda
el
joven desheredado del tutú y los herrajes,
orgulloso
entre
la multitud de sombras de razón evanescente
proyectadas
contra las alambradas,
contra
los ídolos de silicona,
el
desierto que avanza,
los
desfiladeros de cervices rendidas,
contra
los ídolos de silicona,
el
desierto que avanza,
los
desfiladeros de cervices rendidas,
contra
la niebla muda del vacío.
Es
la hora de la racima.
Y el
humo de los incendios resplandece en el cielo
y de
los edificios continúan cayendo
cuerpos
deshabitados
que
estallan como burbujas
entre
las grietas del asfalto.
Es
la hora de la racima,
limpiadme
vuestros deseos,
implora
bajo la
lluvia de cenizas,
con la
música corpórea de su flauta aún no
desesperada,
el
joven huérfano del tutú y los herrajes,
aunque
sabe,
irreparablemente
sabe,
que ya
no quedan recuerdos que limpiar ni
deseos
que prestar.
Conrado
Santamaría
Totalitaria
Ediciones
del 4 de agosto
Muchas gracias, Pablo. Besarkadak handia!
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