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domingo, 6 de septiembre de 2020

DOS POEMAS DE CAMINAR HORAS DE ISABEL HUALDE

 

 

 

 

LOS CIELOS DE ARLES

 

 

 

Le sorprendieron los girasoles

amarillos y gigantescos

su gran corola

repleta de miles de ojos

—pepitas pardas—.

 

Ellos giran sin romperse

y ahora viven en mi mano

después el solo los pulveriza.

Mis ojos se adaptan

a la trayectoria de los pájaros.

 

Pronto arrojaré mi tristeza

a los cielos de Arles.

 

Estoy desnudo y quiero rendirme

regresar a la tierra

donde el cordón fue rasgado

—este no es mi lugar—.

 

Van Gogh apaga la vela

con el dolor de su aliento.

 

Que los dioses le protejan.

 

 

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EL ABRAZO

 

El pantano imprime universo

con altavoces de tormenta.

 

Asustados por el rayo

en nudo de corbata

las voces decaen.

 

Lo que decimos lo recoge el agua

aclimatada a los rezos invisibles

de la marea interior.

 

Déjame brillar

y ocuparme de ti

mecer el dolor de la hendidura

con mi vieja alma

 

déjame sellar

tus últimas palabras:

haiku impronunciado en la boca

y piel desnuda a la intemperie.

 

El abrazo

el frío definitivo.

 

 

 

Isabel Hualde

Caminar horas

 

Ediciones Eunate


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