PRODIGIOS DE LA
RESISTENCIA PACÍFICA
—un
poema feminista, a su manera—
a mi bisabuela Graciana,
tal como la imagino
Así
como en ven
soy
una mujer modesta.
Consciente
de la soledad,
de
la vejez y de la muerte.
Y
no es que ande por la vida
martirizándome,
creyéndome
más buena
o
recordándoles sus propias
miserias
a mis semejantes. No.
También
me ocupo del trabajo,
del
almuerzo, de los niños.
Miro
mi reloj y ajusto la hora
con
la torre de la iglesia.
Y
no es que la fe me interese demasiado.
Ni
siquiera los templos, el amor
el
mal o los cielos abiertos.
Porque
sé bien que todos seremos humillados,
así
que ¿para qué tanta grandeza?
Soy
una mujer modesta y eso es todo.
Lo
que hago prefiero que sea pequeño,
aunque
se note poco,
pequeño
y regular:
el
ejercicio que agujera las piedras.
Mi
convicción es la piedad del día a día.
Por
eso, nada se resiste, por eso
sigo
adelante. Por eso,
por
favor, no me cierres el paso.
Ni
siquiera te cruces en mi camino.
Nunca
termina bien.
Eleonora
Finkelstein
Partes
del Juego
Ediciones
Liliputienses
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