Lo que no tiene nombre no tiene
existencia en este
mundo. Por eso escribo palabras como
temblor y como
ráfaga. Porque el mundo las solicita. Porque dependemos
de lo visible. Porque cuenta lo que
vemos. Porque
creemos en lo que vemos. Porque lo
invisible no tiene
importancia. Por eso escribo palabras
como temblor
y como ráfaga. Porque solo existe
lo que se palpa y el
temblor se palpa tras palpar la ráfaga
que hay detrás de
la palabra temblor.
Nuria Ruiz de Viñaspre
El temblor y la ráfaga
Varasek Ediciones
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